LA CHICA QUE VIVE AL FINAL DEL CAMINO | Laird Koenig

La chica que vive al final del camino es la segunda novela de Laird Koenig y fue publicada en 1974. Poco más de dos años después se estrenaba en la gran pantalla protagonizada por una Jodie Foster de catorce años. ¿Qué tiene esta novela que la convierte en una obra de culto, muestra imprescindible del gótico americano?

La tensión narrativa, discreta y latente a lo largo de toda la novela, se presenta como uno de los rasgos más notorios de una historia que tiene a una adolescente como protagonista. El autor nos presenta a Rynn celebrando a solas su cumpleaños. Acaba de cumplir trece años y es prácticamente una desconocida para sus vecinos, pero poco a poco se va revelando frente a un lector que trata de atar los cabos de su historia. De la que le cuenta a los demás y la que vamos entreviendo como la realidad, encerrada en un sótano oscuro al que Rynn no nos deja entrar en un principio.

“Era una noche de las que le gustaban a la niña. Estaba frente a la ventana aquel último día de octubre, y observaba el mundo estremecerse al filo del invierno. El viento frío sacudía los tallos de las flores muertas del jardín y arrancaba las últimas hojas de los arces, arrojándolas a la oscuridad como jirones de papel negro. De un tirón, la niña corrió las cortinas y ocultó la noche”.

Laird Koenig, La chica que vive al final del camino

Como si nos encontráramos frente a una obra de teatro, asistimos al desfile de varios personajes por la casa. La propietaria del inmueble, en el que Rynn y su padre viven de alquiler, pasará por allí tratando de imponer su autoridad a una joven que no dará su brazo a torcer tan fácilmente. El hijo de la casera también hará aparición la misma noche que arranca la novela, la víspera de Halloween, para provocar una escena incómoda, de peligro latente, ante la que el lector no puede hacer más que parapetarse junto a Rynn y esperar a que se marche. Un agente de la ley también terminará por aparecer haciendo las averiguaciones oportunas ante la sospecha de que algo no funciona bien porque nadie ha visto en un tiempo al padre de la niña. Este ir y venir de personajes es muy importante para crear un clima de desconcierto en el lector, que viene acompañado de una desazón provocada por el hecho de que estas visitas se nos antojan intrusiones, como si la presencia de los adultos resultara amenazante más que tranquilizadora teniendo en cuenta la presunta vulnerabilidad de Rynn. Solo habrá un personaje que no percibamos como una presencia peligrosa para la joven y aún así, va a provocarnos incomodidad por unos motivos u otros. Tal vez por lo rápido que Rynn le cuenta sus secretos o porque estamos demasiado contagiados de la desconfianza de Rynn y ahora seremos nosotros quienes desconfiemos de quien ella parece fiarse.

El entorno casi idílico, esa casa al final del camino con un hermoso jardín en una zona próxima al mar en la que todo parece apacible y tranquilo es el escenario perfecto para que uno de los rasgos de la literatura gótica americana haga su entrada: lo horribles que pueden ser las cosas que suceden al abrigo de los hogares en los barrios que menos sospechas despiertan. Así es como los terribles secretos de Rynn se encuentran ocultos bajo una trampilla que lleva a lo desconocido y cómo los hechos más turbios que están por llegar tendrán como escenario la misma casa. Se percibe hasta ser casi palpable la sensación de que algo no va bien tras aquellas paredes, que el mal se esconde bajo ese techo, pero a la vez ese mal parece haber encontrado el escondite perfecto.

"La noche, una presencia viva, se hallaba en perpetuo movimiento, cambiaba, suspiraba, respiraba. Rynn se preguntó si quizá también ella, la noche, estaba tratando de entrar en calor".

Laird Koenig, La chica que vive al final del camino

Rynn es un personaje que despierta sentimientos contradictorios. Como lectores adultos no podemos evitar sentir algo de inquietud por su situación. ¿Dónde está su padre? ¿Por qué estamos convencidos de que la versión que ofrece a todo el que le pregunta no es cierta? No deja de ser una adolescente aparentemente sola, sin la protección de un adulto que vele por sus intereses, que la obligue a ir a la escuela, que le prohíba fumar cigarrillos y que la integre en el sistema. Por otra parte, a medida que la conocemos no estamos tan seguros ya de que realmente necesite a alguien, puede que pueda cuidarse sola. Pero lo que descubriremos de ella, los horrores de los que parece ser capaz nos asustan. Y se convierte en un personaje afilado con el que sentimos que debemos tener cuidado.

Solo los que se atrevan a descubrir la verdadera historia de Rynn, que recomiendo muchísimo además en esta edición de Impedimenta traducida por Jon Bilbao, serán capaces (o no) de emitir su propio juicio al cerrar el libro.

Laird Koenig nació en Seattle en 1927. Estudió Literatura y Psicología en la Universidad Estatal de Washington, trabajó como publicista en Nueva York y se mudó en la década de los 60 a Los Ángeles, donde comenzó a trabajar como guionista. Escribió su primera novela, The Children Are Watching (1970, de próxima publicación en Impedimenta), en colaboración con Peter L. Dixon, y la obra saltó a la gran pantalla en 1978 con el título Attention, les enfants regardent, producida y protagonizada por Alain Delon. Su segunda novela, La chica que vive al final del camino (1973), también fue llevada al cine en 1976 con el título en español de La chica del sendero, protagonizada por Jodie Foster, Mort Shuman y Martin Sheen. Actualmente vive en Santa Bárbara.

CRIATURAS LUMINOSAS | Shelby Van Pelt

Marcellus habita desde hace años en uno de los tanques del acuario de Sowell Bay. Si bien los humanos que lo habían llevado allí creen haberle hecho un favor al rescatarlo, él hubiera preferido seguir en el océano. Observador, increíblemente inteligente y un poco rebelde, Marcellus es un pulpo gigante del Pacífico. Y va a protagonizar esta novela llegando a desempeñar un papel fundamental en el devenir de los acontecimientos.

"¿Por qué los hombres no usan sus millones de palabras para decirse simplemente

lo que desean los unos a los otros?"

Shelby Van Pelt, Criaturas luminosas

Tova es empleada de la limpieza de este mismo acuario. Una mujer fuerte, que se resiste a la idea de que pronto deberá tomar la decisión de retirarse ante la evidencia de que su edad empieza a pasarle factura y llega el momento de dar un paso atrás. Pero Tova arrastra el dolor de la pérdida de un hijo que desapareció en el mar hace ya treinta años y tras la muerte de su marido, su meticuloso trabajo en el acuario le supone un refugio y le proporciona una rutina a la que aferrarse. Un encuentro fuera de lo habitual de Tova con Marcellus dará lugar a que nazca una amistad entre ellos que cambiará el rumbo de la vida de ambos.

Los habitantes de esta historia parecen seguir caminos muy distintos, pero la autora nos va a llevar de uno a otro para que entendamos el final que nos ha reservado y la importancia de saberlo todo sobre cada uno de los personajes. Así es como desde la rutina solitaria de Tova pasaremos a conocer al joven Cameron y asistiremos a cómo un secreto que había permanecido años oculto verá la luz y le llevará a Sowell Bay, donde una serie de casualidades (o el destino) le pondrán frente a Tova y Marcellus.

"Ella se reprende a sí misma. ¿A qué viene esto de ponerse a hablarle al pulpo? Una cosa es saludar a todas las criaturas del lugar, porque les tiene cariño, y otra esto que hace ahora. Esto es hablar. Pero que la maten si esa criatura no da la impresión de estar escuchándola de verdad."

Shelby Van Pelt, Criaturas luminosas

Criaturas luminosas es una novela que a pesar de estar envuelta por la triste historia de la desaparición del hijo de Tova en el mar y la soledad que ahora ella arrastra tras haber perdido a su marido, resulta una lectura amable y esperanzadora. Una historia que reconforta, que se nutre de los pequeños detalles que unen a los personajes, de las puntadas en las vidas de unos y de otros que terminan por conformar un tapiz que solo se entiende al final, cuando todas las piezas están en su lugar. Es una novela que habla de soledad, de la vejez, de la amistad y del amor, pero sobre todo es una historia sobre la importancia de ayudar a quien lo necesita. De los pequeños gestos que pueden dar un gran vuelco a la vida de otros y de cómo un pulpo gigante del Pacífico lo arriesgará todo para devolverle a Tova un poco de luz.

Esta es la primera novela de Shelby Van Pelt, que nació y creció en la región del Pacífico Noroeste de Estados Unidos. En la actualidad vive a las afueras de Chicago con su familia.

LECCIONES DE QUÍMICA | Bonnie Garmus

Nunca entró en los planes de Elizabeth Zott convertirse en una conocida presentadora de televisión, pero es más exacto decir que nada de lo que la llevó hasta ahí había sido planeado.

Elizabeth es química, aunque su inteligencia superior y sus resultados no parecen suficientes como para merecer el respeto de sus compañeros de laboratorio que se empeñan en someterla a comentarios y actitudes machistas. Progresar profesionalmente parece imposible; ninguneada por sus superiores y prácticamente borrada de la comunidad científica por el simple hecho de ser mujer, Elizabeth tiene que librar pequeñas batallas día tras día en el laboratorio para no perder terreno. Aunque su lucha parezca partir cada mañana de cero.

Conocer a Calvin Evans fue maravilloso, pero terminó llevando a Elizabeth a la primera de las situaciones que no entraban en sus planes; ser madre soltera, condición que haría mucho más difícil su proyección profesional en una sociedad marcadamente machista como lo fue la americana en la década de los cincuenta. 

"A veces, acostada en la cama por la noche, se preguntaba qué había hecho para que su vida tomara esa deriva. La incógnita, sin embargo, no tardaba en despejarse, porque su respuesta tenía nombre: Calvin Evans".

Bonnie Garmus, Lecciones de química

Aunque Elizabeth es el motor de esta historia, a su alrededor hay personajes muy destacables de los que seguro os cuesta despediros al terminar el libro, pero profundizar en ellos os desvelaría más de un secreto respecto a qué camino tomarán los acontecimientos, de modo que solo os puedo decir que, entre otros, vais a conocer a una mujer harta de su marido, un reverendo con un gran secreto, un doctor aficionado al remo, una niña muy inteligente y hasta un perro capaz de lo que todos creen imposible. 

En Lecciones de química la narración da un salto hacia atrás al poco de empezar. La historia de cómo Elizabeth se convierte en madre de forma inesperada merece ser contada desde el principio. Nos ayuda a conocer a los personajes y es increíblemente adictivo el ritmo que le otorga la autora. El tono es otro punto fuerte. Y es que Elizabeth esgrime una perspicacia afilada que nos hará respingar en más de una ocasión. Pero no es esta la historia de cómo una química se convierte en madre de forma inesperada, sino de cómo con su firme decisión de tomar en serio a las amas de casa de todo el país logra hacer germinar una pequeña revolución.

"A todo lo ancho y largo del país, las mujeres saltaron de sus sofás

y aporrearon las mesas de sus cocinas".

Bonnie Garmus, Lecciones de química

Esta lectura me ha impresionado, maravillado, emocionado y hecho reflexionar. Elizabeth es un personaje fuerte que no se deja doblegar por las convenciones, que defiende su punto de vista hasta las últimas consecuencias. Pero también es un personaje muy humano, que se siente sobrepasada por los acontecimientos, que sufre en carne propia las injusticias devenidas de la discriminación de género y que nos enseña, no solo un poco de química, sino la importancia de no perder la propia esencia.

Lecciones de química es la primera novela de Bonnie Garmus, directora creativa que ha desempeñado sus funciones en los sectores médico, educativo y tecnológico. Aclamada unánimemente por la crítica y el público, la novela se ha traducido a treinta y nueve idiomas y se convertirá en una serie de Apple TV+ con Brie Larson en el papel de Elizabeth Zott. Nacida en California, Bonnie Garmus reside en la actualidad en Londres con su marido y su perro 99.