Lucas es solo un niño, pero también es el protagonista de una famosa campaña de publicidad. Imagen de una conocida marca de galletas junto a un personaje llamado Sweet Bunny, el niño comparte fama con este enorme conejo de peluche. La desaparición de Lucas es el arranque de esta historia que transcurre en apenas un día y que tiene varios ejes sobre los que pivota la acción.
Candela es la encargada de la investigación. Esta teniente de la Guardia Civil tiene sus propios demonios contra los que luchar, pero toma las riendas de la investigación y hace un trabajo brillante para ir acercándose al entorno de Lucas y descubrir qué ha podido ocurrir con el pequeño. Mientras tanto, Adriana y Judith, madre y hermana del niño, no lo pondrán fácil. Influencer de cierto éxito (sobre todo desde el nacimiento de su hijo), Adriana tiene una forma de ver las cosas con la que Candela chocará desde el principio. Judith no hace más que tratar de emular y superar el éxito de su madre. Ambas viven completamente entregadas a sus seguidores, por encima de cualquier otra cosa.
"Se daba cuenta de cómo ese gran mundo alternativo que inventamos en las redes va tomando más y más terreno hasta devorarnos y hacer que el mundo real en el que vivimos sea cada vez más insignificante, pierda importancia".
Pablo Rivero, La cría
La salud mental, la violencia vicaria, el sharenting, el bullying... No son pocos los temas de calado que el autor ha incluido en su relato, pero lo hace de una forma tan delicada y coherente con la trama que resulta casi natural su aparición, uno a uno, mientras observamos cómo los personajes se van desenmascarando poco a poco hasta la explosión que tiene lugar al final.
La cría es uno de esos thrillers que enganchan, que te atrapan desde el principio y que no puedes dejar de leer. Sobresaliente el trabajo del autor que, al lograr despertar en el lector sentimientos profundos y primarios como el odio, el miedo o incluso la rabia hacia sus personajes, pone de manifiesto que ha hecho un trabajo exquisito perfilándolos con realismo y dándoles una dimensión tangible y próxima. Posible. La clave es que los percibimos tan posibles que nos aterra su esencia.
Y es que el tema está de candente actualidad; la sobreexposición en redes sociales de los menores por parte de los padres que, por inconsciencia o con intención de sacar rédito, los ponen en la palestra aún antes de que puedan ni tan siquiera entender qué está ocurriendo. Pablo Rivero da una vuelta de tuerca (o tal vez dos) a la cuestión y la lleva al límite. Pero entonces el límite no se nos hace tan lejano y por ese mismo motivo La cría se lee con un nudo en el estómago y se acaba con la sensación de que hemos terminado una novela, pero bien podría haberse tratado de un artículo de prensa.
"Sus años de experiencia le decían que toda historia siempre podía complicarse mucho más de lo que uno deseaba, incluso de la manera más retorcida".
Pablo Rivero, La cría
La cría no habla de la culpa, pero no podemos evitar ver cómo esta se intenta repartir entre los cánones de perfección que impone la sociedad, las altas expectativas que soportan sobre sus hombros los creadores de contenido para masas y el siempre voraz mundo de la publicidad. Pero en último término, y definitivo, son las personas, con sus decisiones y escalera de prioridades las que terminan por hacer que la balanza ofrezca un resultado u otro. Y así es como este thriller de Pablo Rivero trata sobre cómo el pequeño Lucas terminará por pagar las consecuencias de las decisiones de otros.
Muy recomendado para los amantes del thriller, tanto en sus versiones más policíacas como psicológicas. Con altas dosis de escenas perturbadoras, un aura turbia y una acción constante, La cría hará las delicias de quienes buscan acción, mensaje, personajes que traspasen las páginas y un final de alto impacto.
