Adam Nevill sigue sin defraudarme. La lectura de su última novela ha sido apasionante. Una trama que te atrapa poco a poco y su don para crear sensaciones inquietantes de una forma magnífica no dejan indiferente.
Kyle Freeman es un director de documentales que no pasa un buen momento cuando un encargo un tanto peculiar llega a sus manos. Las condiciones inigualables y su necesidad de pagar las deudas que le acechan, lo abocan a aceptar la investigación de la secta El Templo de los Últimos Días, cuya historia terminó de un modo sangriento. Acompañado de su cámara habitual se adentran en la historia que rodeó los hechos sucedidos en los años setenta. Entrevistarán a testigos, a miembros de la secta y a responsables de las autoridades que intervinieron en el caso.
Poco a poco nos encontramos sumergidos en un ambiente asfixiante y aterrador, abriendo las puertas a la oscuridad más profunda. Su documental irá trasformándose poco a poco en un diario de lo horrendo, que traspasará la frontera del pasado para hacerse muy presente.
Como es habitual en Nevill, lo paranormal y lo inexplicable se hacen los protagonistas y debemos avanzar despacio por la historia para alcanzar el clímax narrativo tras los primeros capítulos introductorios. Aún así, sigue siendo el prólogo el causante de esa ácida sensación que te invita a iniciar la lectura y descubrir qué esconde al final.
Tras Apartamento 16 y El ritual, Adam Nevill se consagra como un maestro de la intriga, el terror y el misterio, sin nada que envidiar a otros autores ya mitificados del género.
No hay comentarios:
Publicar un comentario