Mario Gómez Giménez ya nos sorprendió con la publicación de
El único hombre vivo, elaborando
una trama que iba más allá de la historia de un escenario postapocalíptico bien servido de zombis en todo su amplio espectro. El autor
nos proponía una novela del género bien sazonada de conspiraciones a nivel gubernamental, falsas informaciones, investigación periodística y secretos desvelados a su debido tiempo.
No quiero hacer spoilers del primer libro a quien no se haya decidido aún a abrir la puerta a esta historia, de modo que voy a dar algunas pinceladas de ambas novelas para que los que aún estén indecisos les den una oportunidad a Álex, Eva y todo el elenco de personajes que desfilan en estos libros.
"Costaba poner los pensamientos en orden, recapitular o pensar el por qué de algunas cosas recién vistas. Seguía esperando despertar en la cama de mi dormitorio. Pero no era así. La sacudida del furgón al arrancar a toda prisa me devolvió a la realidad."
Mario Gómez Giménez, El único hombre vivo
Lo que se proclama como un brote de ébola descontrolado en Barcelona atrapa a Álex, mosso d'esquadra junto a sus compañeros en un infierno de violencia que despierta el instinto de supervivencia del protagonista. Destacable su experiencia en el Hotel Arts, donde se enfrentará a numerosos momentos en los que su vida correrá grave peligro a manos de los infectados, que presentan una ira descontrolada y voraz. Su pericia y sangre fría le mantendrán a salvo lo suficiente como para tener que tomar decisiones difíciles e idear un plan que le permita escapar de una ciudad que está abocada al desastre y puede que a la destrucción.
Por su parte, Eva, periodista de investigación que queda fuera del perímetro de la ciudad en los peores momentos, tirará del hilo de unas informaciones que apuntan a que el brote de ébola no es tal y como lo venden los servicios de información y la evidencia de que hay algo oculto tras los escalofriantes sucesos que están presenciando. La presencia del ejército alemán y la inoperancia e incluso aparente dejadez de las autoridades españolas son otro motivo de peso para sospechar que algo mayor que un brote de ébola está causando el mal que no deja de extenderse sin control, primero por Barcelona y más tarde por España.
Si bien en
El único hombre vivo la historia se centraba en los puntos de vista de Álex y Eva, en
La noche de la avalancha vamos a encontrar también partes de la narración protagonizadas por
Markus H. Kahn, miembro de los servicios de inteligencia alemanes. Como misión principal de Kahn y su equipo está
acabar con cualquiera que esté difundiendo o pretenda difundir información sobre el verdadero origen de la enfermedad. No tardamos en darnos cuenta de que Kahn y su equipo son
capaces de cualquier cosa con tal de cumplir su cometido.
Eva ha llegado muy lejos en su investigación y una oportuna alianza con equipos periodísticos de otros países le permiten conocer realmente todo lo que no se está contando sobre el origen del brote. Gracias a ella y sus colaboradores llegamos a conocer al verdadero "único hombre vivo", de quien no desvelaré su identidad pero sí os diré que es un personaje cuya historia es clave para comprender lo que ocurrió en Babette en 1972 y que parece crucial para llegar a saber toda la verdad sobre lo que viven los protagonistas en el presente. Con las fronteras cerradas y una vigilancia férrea en cada punto del camino, la periodista, algunos miembros de su equipo y los nuevos aliados emprenderán un viaje a través de Europa para reunirse con un importante informante que puede arrojar luz a los últimos misterios que aún les quedan por desentrañar. Después, lograr publicar las conclusiones de su investigación, así como las pruebas que demuestran la veracidad de la misma, se convertirá en otra misión de alto riesgo a la que deberán enfrentarse.
"Tenía mucho miedo. Pasé por encima de sus huesos... aplastando sus piernas. Después, aceleré más. Atropellé a varios. Y después, a otros varios. Todas las calles igual. Todas las calles con demonios y algunos despistados. Esos eran los menos."
Mario Gómez Giménez, La noche de la avalancha
Mario Gómez Giménez coloca el foco en los puntos fuertes de su historia; por un lado la experiencia de supervivencia y lucha cuerpo a cuerpo de Álex contra los infectados, por otro la misión de los servicios de inteligencia alemanes para neutralizar las informaciones y testigos que se salen del cauce oficial y finalmente en la labor periodística de Eva y el resto de reporteros. Todo esto acompañado de documentos gráficos, informes y demás documentación extra que complementan a la perfección la narración.
La noche de la avalancha es la segunda parte que los lectores de
El único hombre vivo esperaban;
acción, subtramas de valor, personajes nuevos y giros finales que no dejan indiferente.
De nuevo, la ubicación de la historia en localizaciones reales, dota la novela de mayor realismo y podemos seguir a los personajes sin dificultad en sus movimientos. Además, la documentación extra privilegiada a la que tenemos acceso durante la lectura nos facilita identificar el alcance y el avance del contagio a nivel regional, nacional e incluso internacional.
"La gente corría con miedo por algo que había visto y se escuchaban gritos en la lejanía."
Mario Gómez Giménez, La noche de la avalancha
Los asiduos al género no tienen excusa para dejar de leer una historia que, bien hilada y con acción permanente, presenta a unos personajes realistas en un escenario creíble y una trama que bebe de los clásicos, aportando un punto de vista diferente y más completo.
Mario Gómez Giménez (Barcelona, 1984) encuentra gran parte de su inspiración en el cine.
El único hombre vivo fue su debut literario y, tras
La noche de la avalancha, publicará la tercera entrega de esta historia que llevará por título
La única mujer viva. Podéis seguirle en
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