La familia Watson se reúne en una remota mansión de los Pirineos con motivo de las fiestas navideñas. Pero la celebración se convierte en tragedia cuando Miriam, la hermana mayor, es encontrada muerta en circunstancias misteriosas. Richard, el patriarca y detective retirado; Eugenio, su hijo, un investigador meticuloso y científico; y Florencia, la nieta brillante y friki, deben unir sus fuerzas para resolver el crimen antes de que el asesino ataque de nuevo.
Estos tres investigadores, a quienes esta vez el caso les afecta de una forma personal, presentan una diversidad generacional que añade una capa adicional de complejidad a la trama. Richard representa el método clásico, basado en la intuición y la experiencia. Eugenio, con su enfoque científico y meticuloso, será quien más importancia otorgue a las pruebas y análisis. Florencia, por otro lado, posee una brillante capacidad deductiva y nos recuerda a veces con su forma de actuar a personajes como Miss Marple y Hércules Poirot. Aunque los tres tienen el mismo objetivo, entre ellos se desata una rivalidad que les lleva a ocultarse pistas y conjeturas, pero que hace muy interesante y adictiva la trama.
La estructura narrativa desde múltiples puntos de vista nos permite no solo adentrarnos en las mentes de los personajes principales, sino también descubrir sus intereses, sospechas y secretos. La historia avanza a través de capítulos que nos transportan entre diferentes perspectivas, lo que enriquece enormemente la trama y conoceremos mejor así las dinámicas familiares y las motivaciones de los principales personajes.
La atmósfera de encierro es otro elemento clave de la historia. Un temporal deja a todos atrapados en la mansión, lo que intensifica la tensión y el suspense. Este aislamiento no solo pone a los personajes en peligro, sino que también les permite tomar las riendas de la investigación, cambiando las reglas del juego al encontrar, bajo su propio punto de vista, justificado trabajar al margen de los cauces oficiales.
Las sospechas recaen sobre cada miembro de la familia en algún momento. Una trama de intereses ocultos emerge a medida que avanza la investigación, revelando relaciones complejas y secretos oscuros que mantienen al lector en vilo. También aparece una agente de policía que queda fuera de juego nada más llegar a la escena del crimen, pero no puedo desvelar cómo ni por qué, pues es un detalle que debéis descubrir por vosotros mismos.
Mi familia y otros asesinos me ha recordado lo mejor de las novelas clásicas de misterio en muchos momentos y he identificado tres clichés que considero que se repiten con éxito en el género y que los autores han refrescado. El cliché del detective brillante, presentándonos aquí un intrigante trío de investigadores de diferentes generaciones, cada uno poseedor de habilidades y métodos únicos, pero todos compartiendo la maestría en el análisis lógico y la observación meticulosa, evocando así el espíritu de Sherlock Holmes. El crimen aparentemente irresoluble que hemos encontrado siempre en las novelas de Agatha Christie, rodeado de un elenco de sospechosos y secretos por desvelar. Y la mansión repleta de personajes, como en La piedra lunar de Wilkie Collins, donde un amplio reparto habita, cada uno con sus propios motivos y misterios, contribuyendo así a la intriga que envuelve la historia.
Si sois fans del cozy crime y de las tramas intrincadas llenas de suspense, no os podéis perder esta joya literaria que combina lo mejor de los clásicos con toques contemporáneos. Una obra que no solo rinde homenaje a los maestros del género, sino que también aporta una perspectiva moderna y original.
Fran Navarro es guionista de cine y televisión, con experiencia en producciones como Las chicas del cable, Velvet Colección y En el corredor de la muerte. Por su parte, Chus Navarro trabaja en la librería Derivas, en Madrid, donde imparte talleres de escritura creativa. Además, ha completado el Máster de Narrativa en la Escuela de Escritores y publicó su novela Al final, feliz en 2020.