José Vicente Vinuesa regresa, después de Tres historias de amor, mis desastres y yo, para presentarnos su segunda novela; Román Paladino.
Para los que leyeron su primera novela, sobran las presentaciones, pero si aún no os habéis adentrado en el universo de este autor, os doy unas pinceladas sobre su estilo. José Vicente destaca por su realismo. Los personajes están tan asentados y se basan en unos rasgos tan auténticos, que su narrativa siempre parece estar inspirada en personas y hechos reales. No obstante, siempre nos comenta el escritor, que todo lo que acontece es pura ficción, aunque él mismo ha bautizado su género como realismo esencial.
Román Paladino es una novela que adopta el nombre de su protagonista. Un personaje pintoresco, con una enfermedad pintoresca, el síndrome del olor a pescado, que ya se encarga él de utilizar a su antojo cuando alguien le molesta demasiado.
"Siempre fue un crío embabiado, distraído y soñador, lo que le daba cierto aire de pintor enmudecido por la contemplación del mundo con los ojos y la imaginaria de un niño, pero con el pensamiento de un chaval de la calle; hasta que su adolescencia le obligó a decorar la realidad con fantasías exageradas para protegerse de los delirios de la estupidez, los atragantos de la carne y sus desastres personales, que como poco, fueron muchos."
José Vicente Vinuesa, Román Paladino
Esta novela, como ya lo fue la anterior, es una matrioshka, que no deja de encerrar una historia tras otra en su interior. Todos los personajes son principales, conducidos por Román, que hace de enlace entre ellos y nos cede su especial mirada para que a través de ella conozcamos a todo el elenco y sus vicisitudes.
En La Copela tenemos la suerte de contar con una entrevista al autor que nos ayudará a comprender mucho mejor los intrínsecos recovecos de esta novela y que responde a las preguntas que yo misma formularía aquí y que quedarían sin respuesta. De modo que, estamos de enhorabuena y os invito a explorar Román Paladino de la mano de su creador.
L.C: Román Paladino es un personaje
caleidoscópico. A través de su mirada todo adopta formas y colores diferentes
porque él sabe ver eso que a los demás se nos escapa… ¿Es un reflejo de cómo ves
tú las cosas? ¿O es más bien la plasmación del deseo de cómo te gustaría
verlas?
J.V.V: Creo que casi cualquier cosa, por
trágica que sea, se puede ver y contar de una manera atractiva. Los griegos nos
enseñaron el camino: “Encuentra las palabras y serás un ídolo de cualquier cosa…”,
le dice Pitia, otra de las protagonistas, a Román. La vida está llena de
historias bellas, pero hay que aprender a mirarlas; Román Paladino tiene una
manera muy especial de destilar los relatos que giran a su alrededor; él me
sirve de inspiración para ahondar en los personajes y sus sentimientos, sin
olvidar que el propio Román cuenta las cosas como le gustaría verlas. “Me gusta
ver las cosas como las miro”, será una de sus frases. Y ahí, claro, también
estoy yo…
La novela es una historia de
historias, contadas por nuestro protagonista, que, cómo no, cuenta su propia
historia. Nada tiene que ver el nombre del personaje, Román Paladino, con la
expresión de Gonzalo de Berceo para referirse a la lengua que hablaba el pueblo
llano para comunicarse. O quizás sí, quizás haya algo, porque Román se inspira
en historias vulgares y corrientes que su mirada hace especiales. Él es un
conductor de autobús que realiza el trayecto entre Libros, un pequeño pueblo de
Teruel, y la playa del Cabañal. Es ahí donde se enmarca la trama narrativa, en
el trasiego de la gente de los pueblos de interior hacia la gran ciudad, como
en tantos sitios. Y Román es, además, el conductor del relato.
Y es que Román Paladino es un personaje muy singular. Ver la belleza en lo bello no es un ningún mérito, pero ver la esencia de las más cotidianas y básicas escenas y transformarlas en historias que al contarlas despierten no solo interés, sino sentimientos de la más variada naturaleza, caracterizarán y ensalzarán a este protagonista. Desde el principio tuve la visión de este personaje acercándose a recoger todo el confeti que quedaba tras una fiesta en el suelo. Allí, en el suelo no son más que papeles de colores venidos a menos, pero es cuando los lanza por los aires cuando vuelven a ser hermosos, a modo de collage aéreo.
Si algo me ha llamado la atención de esta historia es que se adentra en sentimientos de nuestra naturaleza más salvaje y que explora el alma humana, linterna en mano, apuntando con ella a esas esquinas que no queremos ver nunca.
L.C: Si algo diferencia esta novela
de la anterior, es que esta explora aquellos recovecos más oscuros en el alma
de los mortales. Los celos, el odio fraternal, la mentira, el maltrato
doméstico, la muerte… Todo abordado desde su forma más cruda y esencial. ¿A qué
viene un giro tan radical desde aquel
Martín que dentro de las desdichas veía siempre la luz?
J.V.V: Quería explorar otros
sentimientos, desde la fantasía narrativa…
Mi primera novela es más curativa (Martín Latorre, a pesar de las
circunstancias, encuentra la manera de sortear los desastres de la vida), mientras
esta ahonda en sentimientos más oscuros que muchas veces forman parte de lo
cotidiano…
La vida es extraordinaria pero también trágica, amable y odiosa.
Miramos las cosas con recelo y esperanza, pero somos cada uno de nosotros los
que coloreamos la realidad con los deseos y frustraciones que nos envuelven durante
el viaje de la vida, en la esencia de las cosas.
“Siempre tendrás un lado
oscuro, un viento molesto o un sabor que no te guste. Siempre sentirás que te
falta alguien, que te sobra algo o que no recuerdas aquel sueño. Siempre
querrás una tierra para luchar, un corazón que conquistar o una pesadilla que
olvidar. Nunca sabrás la razón de tu existencia, cuántos días vivirás, ni por
qué te enamoraste. La vida."
José Vicente Vinuesa, Román Paladino
Si Romeo y Julieta se hubieran
casado y tenido descendencia dudo mucho de que fuera la historia inmortal que
todos conocemos. Shakespeare fue un maestro en los finales de sus dramas, aparte
de todo lo demás, aunque los temas han cambiado mucho; en nuestra época, creo
que hay otros elementos narrativos que vislumbrar: “cada obra es hija de su tiempo”,
cito aquí una máxima en la historia del arte.
Tenemos que contar, sin desvelar nada de la trama, que hay una historia que destaca sobre las demás y que será clave en la comprensión del personaje, sus circunstancias y su propia existencia. La desaparición de Rafael, el hermano de Román, más de veinte años atrás, de quien Román no puede olvidarse. Una historia incompleta, por no haber ni una sola pista del pequeño y que marcará el devenir de nuestro protagonista.
L.C: Seguro que eras consciente de
que la desaparición del hermano del protagonista, expuesta en el arranque, se
convertiría en el mayor misterio que encerraría la novela y que nos tendría
atados a sus páginas hasta el final. ¿Te costó contenerte a dar resolución al
misterio? ¿O fuiste paciente y sostuviste la intriga sin titubear?
J.V.V: Mantener viva la curiosidad del
lector es fundamental en el desarrollo de cualquier trama. A partir de ahí, las
vicisitudes de los personajes me ayudaron a desgranar el misterio, en pequeñas
dosis y detalles, de lo que sucedió con Rafael para el posterior desenlace. Naturalmente,
es necesario dormir la tensión o acrecentarla en el desarrollo de la narración,
pero creo que supe ser paciente en los momentos que debía. Una advertencia: la novela tiene trampas, el
propio nombre del protagonista es una invitación a la interpretación de la
realidad, pero la realidad no se puede contar, si lo haces desaparece.
La historia transcurre mayormente en Libros, una pequeña localidad de la comarca de Teruel y en la que se hayan escondidas variadas historias, como la de las hermanas Gosálvez, separadas por los celos y el rencor que terminará por sepultar el amor fraterno y conducirlas a través de una espiral de venganzas y autodestrucción.
Pero es solo una de las historias de esta novela, porque cada personaje, al igual que sucede en la vida real, esconde la suya propia. Román Paladino nos hablará también de Violeta, una danzarina erótica con la que mantiene una relación de amistad tintada de pasión que terminará cautivando también al lector.
L.C: Un montón de personajes
revoloteando, con sus propias historias y ramificaciones es la característica
de una novela que encierra otras muchas en su interior. El realismo de todos
ellos, como sello ya inconfundible de tus narraciones… ¿Estás asentando tu
propio género o te leeremos explorar nuevos derroteros en tu próximo trabajo?
J.V.V: En parte, si, estoy consolidando
mi estilo; aunque también quiero explorar otros derroteros. Me gusta contar
muchas cosas sin que el lector pierda el hilo de la narración, pero
bombardeando su imaginación constantemente, generar historias secundarias
dentro de la trama principal. El truco me lo enseñó Cervantes en su inmortal Quijote:
cuando utilizas a muchos personajes debes tratar de que la mayoría de ellos
tengan una actuación breve; un capítulo y poco más, salvo para los que nos
acompañarán hasta el final.
La gente quiere soñar, pero
sintiendo que los sueños pueden ser reales, a pesar de lo trágico. Ese es el
realismo esencial que yo busco, hacer de lo vulgar y lo corriente algo
excepcional. Que merezca la pena ser contado.
José Vicente Vinuesa nos presenta una historia que, como ya sucediera con el arte costumbrista, consigue extraer la belleza de lo más cotidiano. Escenas de lo más familiares y personajes próximos que se aventuran en historias no más extraordinarias que comunes, pero en las que la mirada constituirá el punto de inflexión para convertirlas en dignas de ser soñadas... y leídas.
L.C: Román Paladino es tu segunda
novela. ¿Una vez publicada la primera, se puede decir que se pierde del miedo
literario y todo fluye mejor?
J.V.V: La verdad es que, en mi caso, si;
Tres historias de amor, mis desastres y yo, me dio la confianza suficiente para abordar
personajes y desarrollarlos sin miedo. Aprendí a tejer el hilo narrativo con la
aguja de lo emotivo, y creo que me salió una prenda digna. Me sirvió de
tubo de ensayo para lo que hoy es Román Paladino y lo que vendrá después.
L.C: Para un escritor, la opinión
de las personas que le rodean siempre es muy importante. Pero es cierto que en
ocasiones hay que alejarse de amiguismos y observar con ojo crítico el propio
trabajo. ¿Estás contento con las dos novelas tuyas que podemos encontrar ya en
el mercado? ¿Qué te gustaría mejorar o ser capaz de transmitir en futuras
historias?
J.V.V: Estoy bastante satisfecho con mis
dos primeras novelas, aunque ahora y después quiero buscar otros derroteros. Me
gustaría abordar el mayor número de sentimientos humanos a través de historias
viscerales o amables, según el momento, pero que en cualquier caso me haga desenmascarar
ese realismo esencial que antes comentaba. La finalidad del arte es la belleza,
y la belleza es seducción: ser capaz de engatusar la imaginación, el intelecto,
y saciar estéticamente con una mueca de satisfacción al final de las historias.
L.C: Seguro que a estas alturas ya
tienes seguidores de tu narrativa que estarán deseando saber algo de tu próxima
novela. ¿Te gustaría adelantarles algo para saciar la expectación?
J.V.V: La próxima novela está ahora en
fase embrionaria…. Será un homenaje a las madres. Se trata de una relación entre
madre e hijo, rodeada de amor y odio, donde la criba del tiempo irá aclarando
las cosas. El retrato de una madre excepcional que en otra época habrían
tachado de bruja.
“A los cinco años, Bautista le
declaró el amor por primera vez en el patio del colegio. Fue una tontería desde
los recovecos infantiles pero con el convencimiento que le produjo un
escalofrío indefinido a su madre.
"Ese chico te querrá siempre", le dijo, con una seguridad
infalible. Bautista quedó prendado de Gabriela en aquella tarde lejana de su
infancia en que la vio dormida en su lecho a la hora de la siesta, mientras
ayudaba a su padre a reparar una chapuza en casa de los vecinos, pegado al
marco de la puerta. El niño Bautista miraba embrujado los poderes de aquella
silueta, los rasgos de aquel ángel del que emanaba un olor a flores y una
dulzura que la envolvía. Nunca la quiso tanto como en aquel instante, ni cuando
más presumió de su amor paseándose con su hijo Quintín, abrazado de su ya
esposa Gabriela, muchos años después.”
José Vicente Vinuesa
José Vicente Vinuesa Castellanos es un escritor nacido en Silla (Valencia) que cursó estudios superiores de Música y un doctorado en la Facultad de Filosofía, dentro del programa de estética. Actualmente ejerce la docencia en Castilla la Mancha.
Román Paladino es su segunda novela, editada por Verbum y que podéis encontrar su página web.
¡Hola! Tengo que confesar que no conocía al autor ni su obra, pero suena interesante y me ha gustado lo que comenta en la entrevista.
ResponderEliminarUn abrazo,
Montse :D
http://losmillibros.blogspot.mx
http://365diasconmon.blogspot.com
Hola, Montse. ¡Muchas gracias por tu comentario! Si te decides a leer la novela, ya me contarás qué tal.
EliminarUn abrazo.
Tiene muy buena pinta. Gracias.
ResponderEliminarMiguel
Gracias a ti por tu comentario, Miguel.
EliminarEspero que te animes con esta lectura. ¡No te decepcionará!
Un saludo.
Había leído con mucho placer: "Tres Historias de amor, mis desastres y yo" pero tengo que reconocer que "Román Paladino" me ha entusiasmado. Si tuviese que dar un titulo a esta novela, la bautizara: "Odisea de un soñador empedernido". Un soñador con gran talento literario.
ResponderEliminarHola, guapa.
ResponderEliminarNo conocía al autor ni su obra, pero suena interesante y me ha gustado la entrevista.
Tomo nota y me lo apunto.
Nos leemos. Besotes.
CLB