La llegada de Alma marca el inicio de todo cuanto acontecerá a lo largo de la novela. Tras un horrible accidente que ha cambiado su vida para siempre, la joven de diecisiete años hace frente a una realidad que amenaza con terminar de hundirla. Para salvarla han recomendado su ingreso en la clínica psiquiátrica que será su hogar los próximos meses.
Un edificio imponente y unas agradables instalaciones reciben a la joven. El personal se vuelca en que Alma se sienta como en casa y ella, aunque con muchas reservas, comienza a abrirse a los compañeros y a su doctor.
Los días en el centro se deslizan marcados por la monotonía de las rutinas, las salidas de tono de algunos de los internos y con Alma tratando de avanzar hacia su recuperación. Pero una serie de sucesos protagonizados por unos niños a los que solo ella parece ver, cambiarán el curso de la historia y la joven protagonista de esta historia se desperezará de su letargo con el impulso que le da la empresa de descubrir todos los detalles sobre el pasado del edificio en el que ahora pasa los días.
No oigo a los niños jugar es un thriller psicológico absorbente, perturbador hasta el escalofrío y adictivo como pocos. Está escrito con un lenguaje sencillo, directo, que atraviesa cualquier barrera hasta conseguir que la helada mano de Alma te roce cuando menos te lo esperas o que incluso creas, en más de una ocasión, ver de soslayo a uno de esos enigmáticos niños.
Recomendada para los amantes del género. Los personajes son sólidos, la trama está cerrada con elegancia y el final me ha parecido muy interesante. Sin duda, es de esos que comentarás una y otra vez con otros lectores de la novela.
Puedes leer las primeras páginas de No oigo a los niños jugar aquí.
Mónica Rouanet es una alicantina que, desde hace más de diez años atiende a personas en riesgo y dificultad social. Especializada en Pedagogía, cursó estudios de Psicología y reside en Madrid desde los siete años. Podéis encontrar en Instagram.
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