La protagonista de esta historia procede de una estirpe de poderosos hechiceros, capaces de invocar a legendarias bestias y atraerlas consigo para caminar y vivir juntos en la inhóspita montaña de Eld.
Sybel vive sola, rodeada de estas maravillosas fieras que la acompañan y a las que ella cuida, intercambiando conocimientos y gozando de su protección. Pero un día se verá arrastrada al mundo de los hombres que, ciegos en una lucha de poder y venganza, cambiarán su destino.
"Se ha adueñado de mi corazón y me lo ha ofrecido de vuelta. Y yo que pensaba que era inofensivo."
Patricia A. McKillip, Las bestias olvidadas de Eld
Cuando el padre de Sybel muere, esta cuenta con dieciséis años y no tiene más compañía que una colección de animales que parecen nacidos de los sueños e incontables tomos en los que se esconde sabiduría de todos los tiempos. La joven desarrolla su extraordinaria habilidad, capaz de llamar a los animales en su poder con un simple roce de su mente y hablar con ellos desde el silencio de los pensamientos. Cuando una noche un hombre aparece en su puerta y le pide que se haga cargo de un bebé, el curso de esa vida tranquila y solitaria se ve interrumpido y Sybel acoge al niño como uno más en el grupo, ejerciendo un papel de madre y protectora que no imaginaba para si misma. Lo que no sabe en el momento de hacerse cargo del pequeño es que ese gesto no solo le aportará el profundo conocimiento de los lazos afectivos humanos, sino que además la vinculará a una batalla en la que tal vez un día deba tomar partido.
"Eres poderosa y también hermosa, como una bella estrofa de un libro antiguo."
Patricia A. McKillip, Las bestias olvidadas de Eld
La fuerza del personaje femenino en esta novela es arrolladora y presenta una curva ascendente en el transcurso de la trama, llegando a la cumbre al final de lo que parece una leyenda de las que se contaban al calor del fuego a través de los tiempos. La narración de McKillip es ágil y los detalles están justamente medidos para contarnos, en menos de trescientas páginas, toda una historia épica que no carece de ningún elemento del género, incluyendo una lucha por el poder avivada por la venganza, el viaje de autodescubrimiento de una heroína, la amistad entre mujeres fuertes e independientes y un lenguaje hermoso, tejido como un tapiz.
Las bestias olvidadas de Eld presenta además una heroína femenina, una figura a la que nos hemos ido acostumbrando con el paso del tiempo pero que en 1975, cuando fue publicada la novela, no contaba con demasiados referentes. Una heroína, no solo capaz de las gestas más audaces, sino que además posee un poder que radica en el conocimiento, el aprendizaje y la dominación de la capacidad que se posee.
Plantea además esta historia un peligro mayor que el ser derrotado en una lucha física. Nos convence de la importancia de mantener a salvo nuestra voluntad, lo que realmente nos hace ser lo que somos y nos lleva a tomar decisiones personales con las que moldeamos nuestro destino. Sybel comprenderá que hay un terror mayor que el ser atacada en la espesura del bosque y es el miedo a ser atacada en la profundidad de su mente. Esta experiencia supone un punto de inflexión en la historia y transformará a la hechicera, no siendo la única vez a lo largo de la narración en la que el personaje presenta una metamorfosis que marcará su evolución.
"Parece que la sabiduría no ha aprendido el valor del silencio, y es de lo más molesto en los momentos más inoportunos."
Patricia McKillip, Las bestias olvidadas de Eld
Una novela de fantasía, cargada de simbolismo, marcada por la importancia de la palabra, la tradición oral y el poder de los nombres. Una historia que atrapa y que resulta hipnótica y atrayente, como si la hechicera fuera capaz de invocarnos también a nosotros para permanecer a su lado hasta ver el desenlace de una lucha que no planeó, pero de la que no puede huir.
Patricia McKillip es una galardonada escritora anglosajona. Con Las bestias olvidadas de Eld obtuvo el premio World Fantasy en 1975 y fue finalista del Locus y Mythopoeic. Duermevela ha hecho un trabajo maravilloso con la edición, presentándola en un formato muy cómodo y a la vez hermoso, con el arte de Maria Matos en la portada y una traducción más que cuidada de Rebeca Cardeñoso.
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